By Zampus
A pocos días de entrar de lleno en el otoño, comienza a cambiar todo, viento, lluvias repentinas, ahora frío ahora calor, llega la mejor época para el trailrunning.
El monte recibe estas primeras lluvias con alegría después del abrasador verano. Los riachuelos surgen tímidos, ya vemos charcos que tenemos que esquivar. Las bajadas son divertidísimas al contar con un suelo más húmedo donde las zapas agarran como nunca, no pasa lo mismo con las piedras y raíces que resvalan y te dan más de un susto.
Y además, los paisajes. Los robles que pueblan las zonas bajas comienzan a amarillear y sus hojas cubren la mayoría de senderos y nos regalan ese crujido a nuestro paso.
Y lo mejor de todo, la temperatura. Para la mayoría de nosotros, correr con fresquito es mucho más agradable que hacerlo con calor. Y qué decir de los bichos que desaparecen, ufff, esto es una gran ventaja.
Yo a partir de ahora, siempre salgo con la mochila y llevo un chubasquero y algo de ropa por si me agarra una tormenta inesperada. Si pasa, paras, te pones el chubasquero y a seguir disfrutando. Luego cuando llegas a casa, me ducho, enciendo una chimenea y aso unas castañas.
Grande el otoño.
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