sábado, 29 de septiembre de 2012

Pe??alara nos puso a prueba, pero la hicimos

Penalara_zampus_kaikulan

En el post anunciando la kdd (puedes verlo aquí) escribía el valiente de mí: "Ni el frío, ni la lluvia ni la nieve me privarán de salir a disfrutar de esos amaneceres desde lo más alto. Soy nieto de pastor, lo llevo en la sangre, lo llevo en el corazón". Pues llegado el momento, con un trancazo de los buenos, entro en la predicción del tiempo y anunciaba lluvia, viento y algo de frío. Había quedado a las 5:20 am con Kaikuland en el parking de Cotos para subir a Peñalara y ver amanecer en la cumbre. Estuve a punto de cancelar la salida pero entré en el blog y leí el post. Después de leer eso, no hay marcha atrás. Preparé la ropa la mochila, cené me tomé un ibuprofeno y puse el despertador a las 4.00 am. Me levanté con energía, con la ilusión de saber que me esperaba una jornada especial.

Le pongo un whatsapp a Kaikuland, devuelta me contesta "preparando mi té, nos vemos". Está claro, Kaikuland es de los duros, eso me da fuerza. Fuera están cayendo chuzos de punta. Meto todo en el coche y salgo.

Llego al parking de Cotos, no llueve, salgo y comienzo a ponerme capas, en unos minutos llega Kaikuland. Nos abrazamos, por fin nos conocemos en persona, y comenta "ves cómo no iba hacer tan malo", justo después comienza a llover. Terminamos de vestirnos, encendemos los frontales y comenzamos a subir.

Para rematar mi faena, no me puse las lentillas porque buscando y buscando sólo encontré 1, en fin, que era el día y punto. Las gafas comienzan a empañarse y entre la niebla, la lluvia y las gafas empañadas tenía la sensación de estar en un sueño (ya sabes, situaciones inexplicables). Kaikuland es un conversador y además, como buen guía de montaña, me iba señalando las diferentes vías de subida a Peñalara. Yo levantaba mi cabeza, miraba y decía "pues no veo nada, pero se agradece la explicación". De vuelta al suelo tratando de pisar correctamente para no torcerme un tobillo o lo peor, resbalarte y despeñarte. 

La primera parte fue como la seda, charla y más charla, teníamos muchas cosas que contarnos. De repente un viento del sur nos comienza a lanzar su aliento salpicado de lluvia fina. Según Kaikuland hemos llegado a un collado y comenzamos el último tramo de subida por un pedregal perpetuo como el glaciar que un día estuvo allí y arrancó esas piedras al arrastrarse en su bajada. Comienza la fiesta. Las piedras mojadas resbalan, y mucho. Así es que entramos en situación de stress montañero, vas en tensión, agarrándote a las piedras y casi que arrastrando el culo para no resbalar y caer a esa nada infinita y negra que Kaikuland de vez en cuando señalaba tirando una piedra como el que quiere medir el nivel de agua de un pozo.

Después de dar un par de vueltas buscando la mejor vía de acceso a la cumbre, tirando el GPS porque no había referencia alguna, no se veía absolutamente nada, a las 7 am aproximadamente estábamos arriba. Lo supe porque vi el tubo que sale en las fotos de todos los que suben a Peñalara. Qué raro es estar en la cima y no tener referencias, con luna llena debe ser espectacular.

Seguimos cresteando en tensión, volvemos a tirar de GPS, es facilísimo perderse incluso con la experiencia de Kaikuland. Cruzamos la última cresta, ya pasó lo malo. Nos relajamos y comenzamos a charlar mientras amanecía, apagamos los frontales y llegamos a la laguna de los pájaros. Todo estaba precioso, había agua por todas partes, maravilloso. 

9.30 am llegamos al parking. Nos quitamos la ropa mojada, aunque llevas buena ropa, el agua encuentra siempre el huequito por donde meterse, y nos fuimos a Venta Marcelino a tomarnos un cafelito caliente.

La experiencia ha sido fantástica, dura pero muy buena. Ahora subir a las 5.30 un día de luna llena sin encender los frontales puede ser la leche, y de día ya ni te cuento. 

Gracias Kaikuland, eres una gran persona, un amante de la naturaleza y la montaña y un buen amigo. Que sean muchas.

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